9. DEL ODIO A LA ACCIÓN. VIOLENCIA Y TERRORISMO ANTITAURINO



Resulta paradójico que la corriente animalista (supuestamente un movimiento que defiende una cultura de paz y de vida) acabe ejerciendo tanta violencia y generando tanto odio. Es impresionante. La beligerancia y agresividad de los colectivos animalistas-antitaurinos se ha extremado en los últimos años. Y en muchos casos, con la total impunidad de las autoridades, ante la actitud pacífica –y también demasiado inmovilista- del sector taurino.

En Enero de 2016 se conocía que en EEUU los colectivos animalistas y medioambientalistas se situaban a la cabeza en el número de atentados terroristas, por delante de los grupos radicales islamistas, movimientos anti-sistema, etc. 
Imágenes tomadas de www.washingtonpost.com y @descabellos

Por desgracia, en nuestro país también hay bastante experiencia en este ámbito. Un ejemplo de entre los más recientes. En noviembre de 2015, la Policía Nacional detuvo en Madrid a varios jóvenes pertenecientes a grupos veganos radicales, vinculados a diferentes atentados contra sucursales bancarias y ataques a centros comerciales. Se les imputaron delitos de integración en organización criminal con fines terroristas, daños y apología del terrorismo. Entre los objetos que les fueron requisados figuraban materiales que podrían ser empleados para fabricar artefactos explosivos. 
 
Imágenes tomadas de www.europapres.es y www.ecodiario.eleconomista.es
Imagen tomada de www.laeconomiadeltoro.com


El caso de los novilleros colombianos es paradigmático. El alcalde de Bogotá, Petro Gustavo, declaradamente anti-taurino, protagonizó una prolongada lucha para prohibir los toros en su ciudad. Aún contra las leyes del país y contra las sucesivas sentencias de la Corte Constitucional de Colombia, este señor decretó el cierre de la plaza de toros “Santa María”, de Bogotá. Pues bien, a mediados de 2014, un grupo de novilleros colombianos se declaró en huelga de hambre para protestar por esta medida ilegal, llevada a cabo por un alcalde intransigente que eludió reiteradamente la ley de forma descarada y autoritaria. La huelga se perpetró durante más de 100 días, a lo largo de los cuales los novilleros sufrieron continuamente insultos, burlas, amenazas de muerte y agresiones físicas (botellazos, pedradas y navajazos) a cargo de grupos anti-taurinos de una violencia inusitada. La única respuesta de estos jóvenes héroes fue la educación y la resistencia pacífica. 
 
Imágenes tomadas de www.elpais.com y www.elespectador.com
Imagen de www.torosenelmundo.com


Las manifestaciones anti-taurinas frente a las propias plazas de toros se han convertido en algo habitual en nuestro país. Y se asume con normalidad el hecho de que grupos de 20 ó 30 manifestantes se dediquen a gritar, provocar, escupir, amenazar e insultar a las 6.000, 10.000 ó 15.000 personas que puedan acudir al festejo. Al igual que en el caso anterior, por lo general no hay más respuesta que la resistencia pacífica y educada por parte de los aficionados. Sin embargo, la beligerancia de los manifestantes antitaurinos se ha extremado durante los últimos años, llegando ya a los extremos de la agresión física. En Valencia, durante las Fallas de 2015, una mujer de 60 años resultó herida a causa de un grupo de anti-taurinos, que le propinaron una pedrada en la cabeza mientras se dirigía a la plaza de toros. 
 
Imágemes de www.abc.es y de www.lastorerias-del-chelin.blogspot.com

En Francia, las manifestaciones anti-taurinas no pueden efectuarse a menos de 1 km de la plaza de toros. La existencia de una distancia mínima para este tipo de protestas resulta imprescindible para garantizar el orden público, al tratarse de un espectáculo de masas y, sobre todo, al tratarse de manifestantes tan violentos como los colectivos anti-taurinos. El derecho a la manifestación no puede prevalecer sobre el derecho a disfrutar plenamente de un espectáculo legal, al que se accede pagando una entrada que, por cierto, soporta un altísimo IVA y contribuye enormemente a las arcas del estado. 

Los aficionados a los toros son ciudadanos de a pie que cumplen las leyes, pagan sus impuestos y acuden libre y pacíficamente a este espectáculo con sus familias, con sus amigos, con sus hijos… Y además de sentirse gravemente ultrajados por estos insultos, tienen que soportar a veces que los gritos y protestas se prolonguen durante las dos horas del festejo, lo que interfiere en el desarrollo y en el libre disfrute de la corrida. Poniendo un claro paralelismo: el hecho de que yo perteneciera a un colectivo anticlerical no me daría derecho a ponerme todos los domingos a la hora de la misa delante de la iglesia para insultar, provocar y amenazar a los creyentes; ni a formar un escándalo para molestarles durante la celebración de su rito.   



Lo más reprochable de todo es que, mediante estas provocaciones, los activistas anti-taurinos pretenden buscar reacciones enérgicas entre los aficionados a los toros, para tratar de vender la imagen de que los taurinos son violentos. Ha sido muy frecuente en los últimos años la práctica de tirar piedras a personas que salían de los festejos, para intentar provocar reacciones de defensa propia que pudieran ser grabadas y difundidas públicamente, intentando así crear una falsa imagen de los aficionados a los toros como personas violentas. Una actitud de una mezquindad y cinismo extremo. Además, estos grupos cuentan con el favor de ciertas televisiones (principalmente La Sexta TV, por qué no decirlo) que están totalmente vendidas a su mafia y a sus montajes.

A diario pueden leerse en las redes sociales actuaciones similares a cargo de grupos anti-taurinos radicales, así como comentarios llenos de odio, amenazas e insultos hacia aficionados o personas del mundo del toro. Por desgracia, también se ha extendido por muchísimas ciudades la práctica de manchar y pintar estatuas de toreros con insultos y amenazas. Vandalismo puro y duro. Incluso, la tumba del torero Julio Robles fue profanada, siendo objeto de pintadas con la leyenda de “asesino”. 



En 2014, una conferencia taurina celebrada en la universidad madrileña CEU San Pablo fue boicoteada a cargo de un violento grupo de antitaurinos, que agredieron a los presentes hasta el punto de tirar a un aficionado por las escaleras y partirle el brazo. Lo más triste es que, a los pocos días, La Sexta TV les dio voz a los agresores, dándole “la vuelta a la tortilla” y haciéndoles pasar como las víctimas. En septiembre de ese mismo año, los anti-taurinos que protestaron en Tordesillas contra el Toro de la Vega (un festejo que aunque pueda resultar polémico no deja de ser legal) prendieron fuego al campo, amenazaron de muerte y agredieron físicamente a una serie de personas. Aquel día, a través de Facebook, un activista anti-taurino -en un admirable acto de integridad- manifestó haber visto a una colega autolesionarse para simular una supuesta agresión por parte de los taurinos, captando la atención de los medios de comunicación, que por supuesto le siguieron el juego.
 
Imágenes de www.20minutos.es y www.interviu.es


El 3 de enero de 2016, un grupo de anti-taurinos incendió la plaza de toros de Duitama (Colombia) con la familia encargada del mantenimiento del coso dentro de ella. Para colmo, uno de los vigilantes de seguridad que intentaba sofocar el fuego fue agredido por los anti-taurinos, que pretendían evitar que el agente combatiera el fuego. El novillero Pablo Barrera también resultó herido al intentar sofocar el incendio. Hace ya varios años, el conocido periodista taurino francés André Viard sufrió un fallido intento de asesinato, junto a toda su familia. Su casa fue incendiada de madrugada por parte de un grupo de anti-taurinos. Pudieron salvarse gracias a los gritos de su hija de 6 años. Los alcaldes de los pueblos donde se celebran bous al carrer han recibido cientos de amenazas de muerte por parte de estos colectivos. Evidentemente, todas estas acciones traspasan el umbral de la violencia, acoso o vandalismo, integrándose de lleno en el ámbito del terrorismo. Terrorismo anti-taurino. Un término que difícilmente utilizarán los medios de comunicación vendidos a la mafia animalista, por no ser políticamente correcto en relación con sus sucios intereses. Pero un término que refleja fielmente la realidad. 
 
Imágenes tomadas de www.expansion.con y www.descabellos.blogspot.com.es


Imágenes tomadas de www.larazon.es y www.cultoro.com

Imágenes tomadas de www.mediterraneodigital.com y www.levante-emv.com


Los supuestos defensores de los animales, cegados por su intolerancia y sinrazón, llegan a veces a convertirse en los peores enemigos de la fauna. Tal como recoge Rafael Comino en su artículo La Falacia Animalista

"En Estados Unidos, el PETA (partido animalista) ha quemado granjas de caballos (donde vivían con todo tipo de atenciones) con los animales dentro, para que el dueño no se aprovechara de los beneficios; en Galicia, los animalistas liberaron miles de visones de una granja (en la que estaban perfectamente cuidados) y la inmensa mayoría murieron de hambre o a manos de los depredadores, con tal de arruinar al dueño. ¡Díganme si eso es respetar a los animales!"

Lo más delirante de todo es que estos colectivos se describen a sí mismos como pacifistas y a la vez pretenden crear una imagen social del taurinismo como sector generador de violencia. Son de una manipulación y maldad absolutamente increíble. Para criminalizar al sector taurino utilizan slogans y frases del tipo “quienes son violentos con los animales acaban siéndolo con las personas” o “la violencia de una sociedad se puede medir por la forma en que trata a sus animales”. Sin embargo, todos estos hechos nos demuestran que más bien es al contrario. Quienes tratan a los animales como personas acaban tratando a las personas como animales. El propio Hemimwey llego a decir: “Tengo un gran miedo de los amigos profesionales de los animales, porque suelen esconder una enorme crueldad para con las personas”. 

Curiosamente, dictadores como Hitler o Stalin, tristemente célebres por sus crímenes contra la humanidad, fueron grandes defensores de los animales. Sin ánimo de hacer ninguna demagogia, las primeras medidas que tomaron al llegar al poder consistieron precisamente en crear leyes de protección animal. En este sentido, cabe recoger la reflexión del abogado y escritor Domingo Delgado de la Cámara, al referirse a ellos: “El amor a los animales es la falsa piedad de las malas personas que no empatizan con sus semejantes”. Bien es cierto que no se puede generalizar esta afirmación, y que muchos defensores de los animales lo hacen por convicción y de forma pacífica. Pero en muchísimos otros casos está claro que no es así. Incluso podríamos decir que los animalistas de buena voluntad son meras víctimas de la manipulación y el lavado de cerebro de un movimiento animalista cuyos entresijos van más allá de lo que parece. Y esto lo iremos descubriendo en los siguientes apartados.     

El colectivo animalista PETA ya ha pasado a ser considerado como organización terrorista en EEUU. El ecologismo también posee alguna que otra facción violenta, conformando lo que se ha dado en llamar “eco-terrosimo”. También se está empezando a utilizar, de forma muy apropiada, el término “fascismo verde”. El cantante de rock Andrés Calamaro habla de “Yihad anti-taurina”. Metáfora que no es nada disparatada. La violencia de estos colectivos es similar a la de otros grupos de activistas de todo tipo: anti-abortistas, anti-semitas, anti-policías, anti-inmigración, etc. Todos conocemos la violencia que a veces se da en el fútbol a cargo de facciones hinchas. Pero sin embargo, nada de eso es habitual en la tauromaquia. Los aficionados taurinos entran y salen pacíficamente de la plaza. A lo más, si la tarde ha sido especialmente buena, pueden salir eufóricos, emocionados y con el alma henchida de gozo. Muy rara vez se han producido episodios violentos entre los aficionados a los toros. 

De hecho, en los últimos años, los aficionados taurinos han dado un enorme ejemplo de civismo, educación y resistencia pacífica frente a tanto ataque injustificado. Ahora bien, no olvidemos que a las plazas de toros acuden anualmente millones de personas en España. ¿Qué pasaría si algún día, ante tanto acoso, algún aficionado perdiera los nervios y cometiera algún daño a quienes llevan tanto tiempo provocando y acosando? Evidentemente, los colectivos animalistas y los medios de comunicación por ellos manejados no tardarían en culpabilizar y criminalizar al sector taurino. Así está el panorama. La manipulación informativa y la distorsión de la imagen de la tauromaquia está llegando a ser enfermiza y vomitiva. Pero esto ya es materia de otro apartado...   

Imagen de @jvegavara