En
efecto. Una auténtica guerra sucia es la que está llevando a cabo la corriente
animalista-antitaurina desde hace unos años contra la tauromaquia,
aprovechándose mezquinamente de la sensibilidad y el amor a los animales
natural en cualquier persona (por supuesto, también presente en los aficionados
taurinos). Dejando al margen los actos violentos y vandálicos reseñados en el
apartado 9, la principal arma de estos colectivos ha sido la distorsión y
manipulación de la imagen del espectáculo taurino, junto con la proyección
social de todo un entramado de tópicos, mentiras y falsedades (ver apartados
10, 11, 12 y 13). No vamos a incidir más en ello, pero conviene tenerlo
presente para comprender en profundidad todo lo que sigue.
Una
vez que estos colectivos han conseguido engañar, adoctrinar y manipular a parte
de la opinión pública, comienza un proceso de persecución social. Persecución a
todo aquello que tenga algo que ver con la tauromaquia, o que conlleve una
referencia al mundo taurino, por pequeña que sea. Para ello, además se han
servido de la ayuda del lobby antitaurino internacional, un potente grupo de
presión integrado por asociaciones animalistas internacionales que inyectan
miles de euros anuales para financiar la lucha contra la tauromaquia en todo el
mundo, y para cuyos fines disponen de trabajadores a tiempo completo. Este
oscuro entramado se ha ido desvelando progresivamente, pero de ello se hablará
en el apartado 15. Ahora bien, ¿en qué consiste esta guerra sucia? Se
desarrolla en múltiples frentes.
El
movimiento antitaurino ha conseguido que sus manifestaciones tengan una
relevancia en los medios de comunicación muy superior a su incidencia real.
Cualquiera que se haya acercado a una plaza de toros sabe que, normalmente, en
las manifestaciones antitaurinas no suele haber más de 15, 20 ó 30 personas.
Sin embargo, salen en todos los periódicos y telediarios, con frecuencia
abriendo portadas y titulares. Y basta comparar algunas imágenes para observar
que muchos de los manifestantes suelen ser los mismos en diferentes ciudades y
convocatorias. Incluso, algunos de ellos son caras frecuentes en protestas de
otra índole: pro-aborto, anti-globalización, anti-sistemas… Se sabe ciertamente
que en muchos casos se trata de gente cuyo trabajo es precisamente realizar
todo tipo de manifestaciones, cobrando por ello un dinero por parte de los
grupos de presión. Es decir, son profesionales de la protesta.
Y
en este sentido, también da mucho que pensar el hecho de que muchas
televisiones les presten tanta atención y presenten la información siempre a
favor de estos colectivos. Sobre todo, cuando dentro de la plaza frente a la
cual se manifiestan puede haber perfectamente 10 ó 15 mil aficionados taurinos.
Es decir, que el número de asistentes a la corrida puede ser hasta 500 veces
mayor que el número de activistas que se manifiestan fuera de la plaza. Sin
embargo, la noticia, por lo general, no son las 15 mil personas de dentro de la
plaza, ni siquiera lo que en ella ocurra; sino los 30 activistas que se
manifiestan fuera.
La
manipulación de algunos medios en relación con este tema es verdaderamente
abominable. El 15 de Febrero de 2015 se realizó una gran manifestación taurina
en Castellón, como reacción ante los continuos ataques provocados por el
movimiento animalista. Más de 10.000 personas se echaron a la calle, que junto
con las 6 ó 7 mil que permanecían dentro de la plaza, formaron una auténtica
marea humana en defensa de la tauromaquia. Fue una jornada histórica y, por
supuesto, de un pacifismo y civismo ejemplar. Eso sí, salvando el típico grupo
de 15 ó 20 antitaurinos que, como de costumbre, se dedicaron a insultar,
provocar e intentar agredir.
Pues bien, para algunos medios (concretamente para La Sexta TV), la relevancia de la noticia no estuvo en la masiva movilización pro-taurina, sino precisamente en el grupito de antitaurinos que acudió por allí, y en la supuesta “tensión” entre ambos sectores. No cabe mayor cinismo. No se puede ser peor periodista, ni peor profesional. Por cierto, bastaba ver las imágenes para comprobar que dicha “tensión” se produjo, en todo caso, entre los vándalos antitaurinos y la policía. Pero para ciertos medios, los violentos son sistemáticamente los aficionados taurinos; y los pacíficos, los activistas animalistas. Nos remitimos de nuevo al apartado 9 de este blog…
GRAN MANIFESTACIÓN A FAVOR DE LA TAUROMAQUIA EN CASTELLÓN. Imagen tomada de www.elperiodicomediterraneo.com |
Pues bien, para algunos medios (concretamente para La Sexta TV), la relevancia de la noticia no estuvo en la masiva movilización pro-taurina, sino precisamente en el grupito de antitaurinos que acudió por allí, y en la supuesta “tensión” entre ambos sectores. No cabe mayor cinismo. No se puede ser peor periodista, ni peor profesional. Por cierto, bastaba ver las imágenes para comprobar que dicha “tensión” se produjo, en todo caso, entre los vándalos antitaurinos y la policía. Pero para ciertos medios, los violentos son sistemáticamente los aficionados taurinos; y los pacíficos, los activistas animalistas. Nos remitimos de nuevo al apartado 9 de este blog…
Da
la impresión de que ciertos medios de comunicación estén totalmente vendidos a
estos montajes animalistas. Puestos a conjeturar, quién sabe si los colectivos
antitaurinos no dedican a ello buena parte del dinero que reciben del lobby
internacional…
Un
caso que da que pensar: el 6 de diciembre de 2015, un grupo de estos activistas
intentaron impedir la celebración del toro embolao en Arañuel (Castellón). Ante
la firmeza del dispositivo policial organizado en el pueblo para salvar el
festejo, estos 35 antitaurinos decidieron en aquel momento marcharse desde allí
hasta Olocau del Rey, un pequeño pueblo cercano donde también se celebraba un
festejo similar aquel mismo día. Evidentemente, la llegada de los activistas a
este pueblo tuvo lugar por sorpresa, de forma improvisada. Ni siquiera la
guardia civil pudo evitar el altercado, ya que no había existido convocatoria de
la manifestación. Sin embargo –ya es casualidad…- andaba por allí un cámara de La Sexta TV, que grabó los sucesos para
que su cadena diera cobertura de la noticia. ¿Qué demonios hacía allí el cámara
de La Sexta cuando ni siquiera las
autoridades habían tenido conocimiento de que se iba producir aquella protesta improvisada
e ilegal? ¿No es mucha coincidencia encontrarle en un pueblo de 135 habitantes
precisamente aquel día, y con su cámara preparada…? ¿O será que los colectivos
manifestantes llevan siempre a un cámara de ciertas televisiones…? Cada cual
que saque sus propias conclusiones. No hay que ser muy avispado para intuir la maniobra.
Porque también es casualidad que La Sexta
TV siempre cubra todas las protestas de estos colectivos. Y que además,
para esta cadena, los animalistas siempre sean los pacíficos y los buenos de la
película.
Por
cierto, estos 35 manifestantes fueron condenados con multas individuales de 6.000
euros, por impedir la celebración de un festejo legal. Una de las pocas veces
en que por fin se ha hecho justicia y no se ha caído en la impunidad. Eso sí,
después ha habido “políticos” que los han defendido públicamente,
posicionándose del lado de la ilegalidad y calificando como “franquista” a la
subdelegación de gobierno que impuso la multa. Parece mentira que haya
políticos que confundan la libertad de expresión con el vandalismo.
Pero
esta guerra sucia contra la tauromaquia no se basa sólo en la “compra” o
manipulación de los medios de comunicación. Los colectivos animalistas llevan
mucho tiempo ejerciendo presión sobre los mismos para eliminar cualquier
programa de TV o radio de contenido taurino. Y no sólo mediante el bombardeo
continuo con cartas de protesta a las editoriales de los medios. También a
través de presiones sobre las empresas o sectores anunciantes en dichos
programas. Y mediante la presión a los políticos para que eliminen o prohíban
los programas taurinos de los medios de comunicación. Podemos observar cómo, en
los últimos años, la mayoría de las cadenas -ya sean públicas, privadas,
nacionales o autonómicas- han ido reduciendo los programas y contenidos
taurinos. Lo que se dice, una auténtica persecución.
Hasta
hace pocos años, la emisión en directo de corridas de toros en abierto era algo
habitual en todas las cadenas de televisión. Y no se cuestionaba socialmente;
al igual que no se cuestiona el fútbol o la Fórmula 1. Ni a nadie se le ocurría
aducir que esto pudiera ser perjudicial para los niños -patraña ya desmontada
en el apartado 11-. Sin embargo, tras varios años de ausencia, la vuelta de las
corridas a TVE en 2013, 2014 y 2015 provocó oleadas de protestas en las redes
sociales y en las redacciones de televisión por parte de los ignorantes y
cansinos animalistas, esgrimiendo los mismos tópicos de siempre. Sin embargo,
es un hecho objetivo que los datos de audiencia de TVE se dispararon con la
emisión de estas corridas. Como es un hecho objetivo que en nuestro país hay
millones de aficionados a los toros que pagan sus impuestos y que tienen todo
el derecho del mundo a que la televisión pública emita contenidos taurinos y
corridas de toros.
Al
igual que ocurre con cualquier otra manifestación cultural, la presencia de la
tauromaquia en los medios de comunicación es imprescindible para garantizar su
difusión, su continuidad y su transmisión a las nuevas generaciones. Lo mismo
ocurre con el fútbol, el baloncesto, las motos o la Fórmula 1. Suele decirse
que hoy día, todo lo que no sale en televisión o en internet, no existe. Por
eso, los movimientos animalistas-antitaurinos ponen tanto empeño en hacer
desaparecer la tauromaquia de los medios de comunicación. Evidentemente, esta
sería la manera más eficaz de “destaurinizar” a la sociedad. Es decir, de eliminar
el apoyo social del pueblo hacia el arte taurino y de impedir su transmisión a
las generaciones venideras.
El
tópico, lanzado a los 4 vientos por estos colectivos, de que la tauromaquia es
un espectáculo en decadencia, o incluso herido de muerte, es rápidamente
desmontable acudiendo a cifras objetivas (ver apartado 13). Por cierto, basta
tirar de hemeroteca para comprobar que hace 50, 80, 100 ó 120 años también se
hablaba de la supuesta decadencia del arte taurino. No obstante, si llega un
día en el que efectivamente se haga palpable esa decadencia, los grandes
culpables de ello serán precisamente los colectivos antitaurinos que están
llevando a cabo esta persecución social y esta guerra sucia tan infame. Aunque,
bien es cierto que a ello habría que añadir otras circunstancias taurinas
internas que no son objeto de este blog: la bajada de la casta, la endogamia
del sector, las presiones y condiciones impuestas por las figuras del toreo,
etc. Pero lo cierto es que, a pesar de la beligerancia de estos colectivos y de
los continuos ataques, las cifras parecen indicar que este espectáculo goza aún
de buena salud. Evidentemente, la tauromaquia está siempre sujeta a los
vaivenes de la economía, al igual que cualquier otro sector. Pero las corridas
de toros siguen siendo el 2º espectáculo de masas en este país, generando un
dineral a las arcas del estado.
TOMADO DEL ESTUDIO "LOS VALORES ECONÓMICOS DE LA TAUROMAQUIA", DEL DOCTOR EN ECONOMÍA JUAN MEDINA. www.toroslidia.com |
TOMADO DEL ESTUDIO "LOS VALORES ECONÓMICOS DE LA TAUROMAQUIA", DEL DOCTOR EN ECONOMÍA JUAN MEDINA. www.toroslidia.com |
TOMADO DE @TAURONOMICS. PERTENECIENTE AL LIBRO "TAURONOMICS: ECONOMÍA Y ACTIVISMO TAURINO" DEL DOCTOR EN ECONOMÍA JUAN MEDINA |
TOMADO DE @TAURONOMICS. PERTENECIENTE AL LIBRO "TAURONOMICS: ECONOMÍA Y ACTIVISMO TAURINO" DEL DOCTOR EN ECONOMÍA JUAN MEDINA |
Otro
de los frentes de esta guerra sucia es el continuo acoso por parte de los
antitaurinos a las empresas u organizaciones que den apoyo a festejos taurinos,
que se anuncien o publiciten en medios taurinos, que organicen o colaboren con
cualquier evento o actividad relacionada con la tauromaquia, etc. Un ejemplo
reciente. A finales de 2015, Eroski
realizó entre sus clientes un sorteo de entradas para los toros. El acoso
antitaurino fue tan brutal que esta empresa cedió a sus presiones, pidiendo
disculpas en las redes sociales “por
haber herido la sensibilidad de muchas personas”. ¿Pedir disculpas por
sortear entradas a una corrida de toros? ¿Es que los productos de los sorteos
son siempre del gusto de todos los clientes? Absolutamente demencial. Y una
falta de respeto a los millones de aficionados taurinos que habitan este país.
Si el mundo del toro fuera igual de mezquino, movilizaría a sus millones de
aficionados para no comprar ningún producto de marcas o supermercados
relacionados con la corriente animalista. En Enero de 2016, la compañía de
seguros MAPFRE eliminó de su manual el patrocinio taurino, cediendo igualmente
a las presiones del lobby animalista tras muchos años de apoyar al mundo del
toro. Una guerra sucia y un acoso constante.
Anualmente
se organizan gran cantidad de festivales taurinos benéficos, cuyos fondos van
destinados a todo tipo de organizaciones con fines humanitarios: asociaciones
contra el cáncer, asociaciones de discapacitados, etc. Pues bien, resulta
increíble la gran cantidad de críticas que los colectivos animalistas vierten
hacia estas asociaciones por aceptar un dinero que proviene de la tauromaquia. Incalificable.
No tienen escrúpulos. Les da igual que sea un dinero destinado a obras
benéficas. Para ellos, el animal parece estar siempre por encima de la persona. Incluso, en enero
de 2016 se llegó al extremo de que las organizaciones de Cáritas y Cruz Roja
Española de la ciudad de Requena rechazaron ser beneficiarias de un festival
taurino. Quizás los colectivos animalistas no soporten el hecho de que el mundo
del toro siempre se haya caracterizado por su gran solidaridad, recaudando
anualmente enormes sumas de dinero que se destinan a fines benéficos a través
de festejos solidarios.
A
través de toda esta persecución, el movimiento animalista ha tratado de
conseguir que la tauromaquia acabe convirtiéndose en un tabú social. En un tema
“maldito” para la opinión pública, llegando a ser cuestionado socialmente
mediante una polémica artificial, creada a caso hecho a través de una guerra
sucia de procedimientos inaceptables.
Las
organizaciones antitaurinas comisionan encuestas de opinión cuyos resultados
siempre les son sospechosamente favorables, aunque a veces resulten muy poco
verosímiles. Un ejemplo reciente. En enero de 2016 se difundió una encuesta
según la cual “el 84% de los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años se
avergüenzan de vivir en un país con corridas de toros”. Pues bien, según han
informado algunos periodistas, la fuente que ha difundido esa encuesta
pertenece a las propias organizaciones extranjeras financiadoras del movimiento
antitaurino, que además se han negado a mostrar la ficha metodológica de la
encuesta. Un caso muy sospechoso de manipulación estadística.
Los
colectivos animalistas continuamente realizan campañas de recogidas de firmas a
través de internet persiguiendo objetivos prohibicionistas: suspensión de
festejos, eliminación de programas de televisión taurinos, prohibición de la
entrada en las corridas a menores, supresión de pequeñas ayudas, etc.
Recientemente han intentado que Facebook
permitiera denunciar y eliminar fotos taurinas, al igual como ocurre con
imágenes de pornografía o de violencia. Sin embargo, el rigor metodológico de
muchas de esas encuestas es nulo, pues cualquiera puede votar en ellas con un
nombre falso, como han demostrado diferentes periodistas taurinos.
La
presión a gobernantes y legisladores es incluso reconocida en privado por
algunos políticos, que explican que se trata de colectivos insistentes, que
continuamente les mandan todo tipo de publicidad y propaganda antitaurina, y
que se reúnen habitualmente con periodistas y políticos, consiguiendo con frecuencia
que los partidos acaben cediendo, al no existir la misma presión por parte del
sector taurino.
Pues
bien, desde hace tiempo, la intensa actividad de los colectivos animalistas
hacía sospechar al sector taurino que detrás de todo este movimiento debía de
haber gato encerrado. La actividad de las organizaciones antitaurinas incluye
campañas, propaganda a través de email, publicidad de todo tipo, boicots turísticos
y comerciales, presión política y legislativa, financiación de encuestas de opinión
pública, etc. Y todo eso cuesta dinero. Efectivamente, detrás de todo este
movimiento se esconden muchas cosas. Existe una auténtica mafia animalista, un
negocio que maneja mucho dinero y que esconde intereses ocultos. Por suerte,
todo ese oscuro entramado ya está siendo descubierto y sacado a la luz pública
desde hace un tiempo. En el próximo apartado nos adentraremos en los verdaderos
entresijos que manejan el movimiento animalista.