16. TODAVÍA HAY ALGO MÁS GORDO. LOS INTERESES DE LA INDUSTRIA DE LA MASCOTA...



Tal como hemos recogido en el apartado anterior, recientemente se ha destapado la existencia de un impresionante entramado económico que financia toda esta persecución y guerra sucia contra la tauromaquia. Los colectivos antitaurinos reciben cientos de miles de euros anualmente por parte de las grandes organizaciones animalistas internacionales para la lucha contra la tauromaquia en todo el mundo. Organizaciones que cuentan con cientos de personas dedicadas a tiempo completo al negocio antitaurino, viviendo y lucrándose de ello. Pero hay algo más detrás de todo esto: los oscuros intereses comerciales de uno de los sectores económicos más potentes de la actualidad: la industria de la mascota. El portal mundotoro.com, así como los artículos del periodista y escritor Carlos Ruiz Villasuso llevan ya tiempo desvelando todo este entramado.   

A día de hoy, el negocio de la mascota es más rentable y creciente que el del petróleo. En 2014, este sector generó en España más de 2.200 millones de euros. Existen en nuestro país alrededor de 20 millones de mascotas. Casi una por cada dos habitantes. Multinacionales como Pets at Home, Banfield, Petco o PetSmart lideran el sector con cifras multimillonarias, y con miles de tiendas y centros veterinarios por diferentes países. Y es que alrededor de este negocio crecen sectores como la industria de alimentación para mascotas, clínicas veterinarias, servicios de “adopción” de animales, industria farmacológica, cosmética, peluquerías para mascotas, ropa, servicios de ocio (spa, juegos, fiestas de cumpleaños…), hoteles de lujo para mascotas (no es ningún invento, aunque parezca increíble…) servicios funerarios (incineraciones, entierros)... Y castraciones. Un alto porcentaje de las mascotas son castradas por encargo de los dueños. El colmo del cinismo de los animalistas. Y el precio de cada castración suele oscilar entre 90 y 300 euros. 
Imágenes de www.elblogdeyes.com y www.vidaanimalelche.es

Imágenes tomadas de www.mascotasgijon.com y www.es.negocius.com

Imágenes de www.mascotaspe.com, www.actiweb.es y www.ocio.net

Imágenes de www.adopcionesapansalta.jimdo.com, www.concepcion.cl

Imágenes de www.ipetme.es y www.deperroaperro.com


Resulta sorprendente el grado de disparate al que se ha llegado en este sentido. Basta pasearse por la sección de mascotas de cualquier centro comercial para comprobarlo. Más allá de la mera alimentación básica, se ofrecen todo tipo de chucherías y golosinas para perros y gatos, galletas, pasteles, productos gourmet para mascotas, gran variedad de champús, dentífricos, cepillos, juguetes, peluches, accesorios, camas, ropa, moda, etc. Y no hablemos de lo que podemos encontrar si visitamos una tienda especializada en mascotas. Quizás los animalistas urbanitas ignoren que los perros y gatos nunca han necesitado nada de eso. Y que los animales callejeros y silvestres siempre han sabido “desenvolverse muy bien en la vida”.  




Citando textualmente algunos fragmentos del artículo “El animal: el mejor negocio del siglo XXI”,  publicado por el portal mundotoro.com:

Los españoles gastaron en alimentar (sólo a sus perros y a sus gatos mascotas) en 2014, 1.010 millones de euros. (…) Las líderes del sector desean alcanzar el triple en cinco años. Los servicios veterinarios del año pasado alcanzaron los 600 millones y en la peluquería se facturaron 250 millones (…). Dato quizá anecdótico es que los españoles, en plena crisis, gastamos cerca de 40 millones de euros en… arena para que los gatos hagan sus necesidades. (…) Este negocio ha reconvertido a empresas tradicionales de la alimentación humana o infantil, como Nestlé o Purina, cuya facturación para mascotas supera con creces la de sus productos para humanos. El Corte Inglés se sumará en breve al negocio con grandes superficies de 300 metros cuadrados de guarderías y veterinaria, alimentación, juegos… El animal es el gran negocio del siglo XXI. (…) 


Los datos de este mercado son contundentes: 30 millones de dólares anuales. Crecimiento del 120% en diez años. Mercado al alza con una población animal que se espera se triplique en España para 2020 y se quintuplique en América Latina. (…) Las grandes empresas que se dedicaban al ser humano han modificado inversiones, variado el rumbo de recursos e investigación y plan de negocio hacia la alimentación, medicina, farmacología, moda, ocio, etc., de un mercado que en España facturó más de 2.000.000 en 2014. Muy cerca del PIB de Etiopía. (…) 

Acción Contra el Hambre, una ONG que lucha contra la primera necesidad del ser humano en el mundo, denuncia el cambio de tendencia: la inversión en investigación alimenticia y farmacológica para los seres humanos ya está por debajo de la inversión que se realiza para las mascotas. (…)

Es indiscutible que la industria de la mascota se ha convertido en un negocio multimillonario a nivel mundial, con enormes intereses económicos. Sin embargo, ¿qué relación existe entre estos intereses y la lucha contra la tauromaquia? Más de la que pueda pareer a simple vista. Analicemos: 

Las multinacionales del negocio de la mascota necesitan garantizarse el éxito de los productos y servicios que ofrecen, algunos tan absurdos como las chucherías y productos gourmet para perros y gatos, el spa y los hoteles para mascotas, ocio, guarderías, cosmética, peluquería para animales, etc. Para ello realizan inversiones dirigidas al cambio de las pautas sociales en relación con los animales en general y con las mascotas en particular. Evidentemente, la expansión del animalismo y la propagación de esa tendencia hacia la humanización del animal es lo más rentable para este sector industrial. Es la estrategia perfecta. A las multinacionales de la mascota les interesa que se amplíen los llamados “derechos de los animales”. Incluso, a ser posible, que se igualen con los del ser humano. Evidentemente, mayores derechos para los animales implica mayores inversiones de los dueños de las mascotas en todos los servicios que este negocio ofrece.

Evidentemente, a la industria de la mascota le interesa mucho que la sociedad considere al animal en igualdad con el hombre y que le atribuya cualidades, actitudes y comportamientos humanos. De esta manera, los propietarios de los animalitos invertirán cada vez más dinero en todos estos servicios. Hay que reconocer que ya es una estupidez un spa para perros o una fiesta de cumpleaños para gatos. Pero la extensión de este sesgo antropomórfico (ver apartado 5) no ha sucedido por casualidad. Ni siquiera se debe a que Walt Disney dotara de sentimientos, pensamientos y voz a los animales. Detrás de todo ello se encontraban los enormes intereses económicos de la industria de la mascota. 

Imágenes de www.queridamascota.com, www.diariofemenino.com y www.dominiomundial.com

Imágenes de www.cholloanimal.com, www.ocio.net y www.infobae.com
Imágenes de www.negociosyemprendimiento.org y www.blogodisea.com

En este sentido, merece la pena acudir nuevamente a una cita del artículo de mundotoro.com:


Mundotoro ya citó hace años a un periodista sueco que se atrevió a afirmar que la capacidad de influencia en gobiernos y legislación de las multinacionales de las mascotas es similar a la que tuvieron las petroleras en los años 80. (…) Ligado al asunto de los derechos, las inversiones para la estrategia de cambio de pautas sociales con las mascotas no tiene límites. Va desde la financiación de bufetes de abogados para solicitar derechos del ser humano y trasladarlos a un animal, hasta inversiones de estudios de dudosa no manipulación en universidades. El último de la multinacional Affiniy, afirma que el trabajador ha de acudir a su puesto de trabajo con una mascota, pues mejora su rendimiento laboral y propone premiar a las empresas que lo permitan.

Resultan muy reveladoras las palabras anteriores. Todos esos cambios en las conductas y actitudes hacia los animales que observamos a diario -y de los que ya hablábamos en los apartados 4 y 5- no han sucedido espontáneamente, sino que muchos de ellos parecen ser fruto de las inversiones realizadas por las multinacionales de la mascota, movidas por el interés de aumentar sus servicios y su volumen de negocio. Poco les importa que sea a costa de situar al animal al mismo nivel (o incluso por encima) del ser humano, o a costa de la propia manipulación de la ciencia. Quizás ésta sea “la parte de la película” que muchos inocentes defensores de los animalitos no conocen. 

Por otra parte, la repercusión de todo este entramado en el espectáculo taurino se intuye con facilidad. -No obstante, aún es necesario estudiar en profundidad esta cuestión-. Pero lo más lógico parece suponer que las grandes industrias del negocio de la mascota inyecten dinero a las organizaciones animalistas internacionales, para que éstas luchen por la ampliación de los “derechos de los animales” y por la normalización social de estas nuevas conductas y servicios hacia las mascotas, que tanto dinero les reportan. Y evidentemente, entre las principales finalidades de las organizaciones animalistas está la lucha contra la tauromaquia, aunque sea a través de la guerra sucia descrita en los apartados anteriores. Por otra parte, a los intereses de la industria de la mascota aún podríamos sumar los del creciente negocio del veganismo (ver apartado 8). Los entresijos del movimiento animalista-antitaurino son más complejos y más sucios de lo que se podría pensar a simple vista. Es muy necesario sacar a la luz todo este sucio entramado y ponerlo a disposición del debate social relacionado con el animalismo. 

Una vez conocidos los entresijos del movimiento animalista, y antes de profundizar en la auténtica realidad del fenómeno taurino, dedicaremos los siguientes apartados a desmontar el disparate central del pensamiento antitaurino: el de la supuesta “tortura” y “maltrato animal”.